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Fructooligosacáridos

Los fructooligosacáridos (FOS) son carbohidratos no digeribles con la longitud de la cadena varía de 2 a 60. La definición más reciente, publicada por la Asociación Científica Internacional de Probióticos y Prebióticos (ISAPP) en 2017, define los prebióticos como "un sustrato que es selectivamente utilizado por microorganismos huéspedes que confieren un beneficio para la salud". La definición consensuada no especifica los microorganismos, sino que requiere una bacteria que promueva la salud con un metabolismo selectivo. El concepto de prebióticos se ha ampliado y, aunque sigue estando principalmente relacionado con los oligosacáridos no digeribles, también incluye sustancias no carbohidratadas - candidatos prebióticos, como los fenoles y fitoquímicos, ácido linoleico conjugado y ácidos grasos poliinsaturados…

La aplicación de prebióticos ahora se ha extendido también a otras áreas del cuerpo que no son el tracto gastrointestinal, como el tracto urogenital y el tracto gastrointestinal superior, incluida la boca y la piel.


FOS fueron descubiertos en 1804. La empresa Meiji Seika Kaisha Co. de Tokio (Japón), logró el primer éxito comercial en la producción de FOS en 1984 mediante la inmovilización de células de Aspergillus niger en un gel. Los FOS se introdujeron en 1990 como un edulcorante alternativo, también en combinación con sacarosa o inulina. En los últimos años, se han desarrollado productos alimenticios que contienen FOS y ya forman parte de nuestra dieta diaria.

Investigaciones recientes han abordado la intervención de los FOS en diferentes escenarios patológicos. Por ejemplo, se administraron FOS extraídos de Morinda officinalis a modelos de animales (ratas) deprimidas durante 3 semanas (50 mg/kg). Se encontró que el tratamiento con FOS alivia los comportamientos similares a la depresión y repara el daño del epitelio intestinal mediante la aparición de bacterias beneficiosas (p. ej. Acinetobacter, Barnesiella, Coprococcus, Dialister, Lactobacillus y Paenibacillus) y la desaparición de bacterias asociadas a la depresión (p. ej. Anaerostipes, Oscillibacter, Proteobacteria y Streptococcus). Además, el consumo de FOS estimuló el crecimiento de Cyanobacteria, un filo de bacterias conocido por segregar metabolitos con propiedades antidepresivas.

En cuanto a la enfermedad de Alzheimer, que es la causa más común de demencia neurodegenerativa en el mundo, también se ha estudiado

Los FOS de Morinda officinalis administrados a los modelos animales (roedores, administrados en una dosis de 100 mg/kg por día durante 8 semanas) mejoraron las habilidades de aprendizaje y de memoria. Además, mejoró el estrés oxidativo y el desorden inflamatorio, y reguló la síntesis y secreción de neurotransmisores. Aunque la enfermedad de Alzheimer es una enfermedad de causas multifactoriales, se caracteriza por un extenso estrés oxidativo y una inflamación. La administración de FOS en modelos animales (ratones) mejoró la función cognitiva y los niveles antioxidantes en la sangre, lo que podría atenuar el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Los FOS también mejoraron el crecimiento de Lactobacillus.

Basado en el efecto de los fructooligosacáridos en el género beneficioso de bifidobacterias, parece posible el tratamiento profiláctico de ciertas complicaciones gastrointestinales a través del crecimiento selectivo de bacterias intestinales. Sin embargo, la simple estimulación de bifidobacterias no es suficiente para demostrar el efecto.

La composición y actividad de la microflora colónica deben ajustarse para optimizar las actividades que favorecen la salud. Se están desarrollando métodos para detectar cambios en la composición de la microflora y relacionarlos con mejoras en la salud.

Los fructooligosacáridos (FOS) constituyen una fuente importante de ácido butírico, que es un nutriente esencial para los colonocitos. Varios estudios han demostrado la utilidad de los FOS como prebiótico eficiente, su papel en el estreñimiento, la hipercolesterolemia y la absorción de nutrientes, sin alterar parámetros fisiológicos como los niveles de insulina y fructosa, y prácticamente sin efectos indeseables. La asociación de un probiótico y un prebiótico ha dado lugar al concepto de simbiótico.


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